LAS TIERRAS DEL MONASTERIO DE SANTA MARÍA DE CASTELLDEFELS

    Con tal de explotar sus propias tierras, las cuales frecuentemente formaban unidades aisladas, los monasterios del siglo X acostumbraban a fundar en cada una de estas unidades, pequeñas celdas monásticas.[16] Cada celda era habitada por una comunidad de clérigos, bajo la advocación de algún santo, a la vez que ofrecían los servicios religiosos a los vecinos. En cuanto a las tierras que el monasterio tenía en Gavá, todo hace pensar que bien pronto (antes del año 980) se edificó un pequeño edificio religioso bajo la advocación de San Pedro. Es el origen probable de San Pedro de Gavà.[17] Otras celdas mencionadas a finales del siglo X son: San Juan (en Viladecans), San Pablo (probablemente en el Prat) y puede que San Miguel (en la Sentiu) y Santa María (en el Sitjar).[18] Con el transcurso de los años, algunas de estas celdas evolucionarían hasta convertirse en parroquias.

    Si constatamos la coincidencia entre las advocaciones de los altares de Santa María de Castelldefels en el siglo X, y la de las celdas o capillas monásticas repartidas por el territorio, estamos en condiciones de establecer una hipótesis: desde su fundación, hacia el 950, el monasterio de Santa María de Castelldefels fue situado bajo la advocación de Santa María, San Miguel, San Juan, San Pedro y San Pablo. Los dominios que albergaba eran immensos, y se extendían desde el Llobregat hasta el Garraf. Poco a poco, para aumentar la efectividad en el conrreo de las tierras propias, el monasterio se fue descentralizando, estableciéndose toda una serie de celdas monásticas (domus),[19] en donde vivían en comunidad unos cuantos clérigos. Cada una de estas celdas adoptaría como protector uno de los santos de los mencionados altares de la iglesia principal.[20] De este modo surgieron las celdas de San Pablo, (en el Prat), San Juan (en Viladecans), San Pedro (en Gavá), San Miguel (puede que en La Sentiu, en donde anteriormente había un pequeño altar dedicado a San Miguel) y Santa María (encima del Sitjar, la cual más adelante se convertiría en Santa María Magdalena).[21]

    Esto ocurría hacia el 975. Diez años después, la ratzia de Al-mansur y la adquisición del monasterio de San Cugat arruinaron muchas de estas celdas, quedando tal vez reducidas a meros oratorios que no han dejado rastro escrito hasta el boom demográfico del siglo XIII, en donde alcanzaron de nuevo la categoría de capillas o parroquias. Sólo la celda de San Pedro, en Gavá, tuvo continuidad, transformada en iglesia, por lo cual es mencionada en solitario junto con la basílica principal de Santa María de Castelldefels a partir del 1002, en todas las bulas papales, y en el documento del señor de Aramprunyá Mir Geribert del 1043. Al estar esta iglesia ubicada en las posesiones del monasterio de Castelldefels, es usualmente apodada "San Pedro de Castelldefels". De hecho, incluso en el siglo XVI, se habla aún de San Pedro de Gavá en la iglesia de Castelldefels.[22]

    Este estado de cosas perdurará hasta finales del siglo XI. Pero entre el 1100 y el 1106, una gran reorganización eclesiástica de todo el término de Aramprunyá, modificó el estatus de esta iglesia.

[16] R. de Abadal, Como nace y como crece un gran monasterio pirinense antes del año mil: Eixalada-Cuixà, "De los Visigodos a los Catalanes. La Hispania visigótica y la Cataluña carolingia", Barcelona 1986, p. 393-395.
[17] P. Izquierdo, El término de Aramprunyá, desde la Baja Romanidad al Feudalismo. Una revisión crítica, "Miscelánea de homenage a Jaume Codina", El Prat 1994, p. 273.
[18] San Miguel y Santa María son mencionados basílica y domo en un mismo documento, la cual cosa nos hace pensar que a parte de las basílicas de Santa María de Castelldefels y San Miguel de Aramprunyá, había también dos celdas más dedicadas a Santa María y San Miguel, en diferentes emplazamientos (J. Rius, Cartulario de San Cugat del Vallés, doc. 136).
[19] M. Riu, Las comunidades religiosas del antiguo obispado de Urgel, siglos IX-XVI, UB 1961, vol. 1, p. 704-705.
[20] Opinión aventurada por M. Coll i Alentorn, La marcha hacia la independencia de Cataluña (877-988), Barcelona 1989, p. 42.
[21] Según M. Pagès, la conversión de advocaciones de Santa María a Santa María Magdalena fué corriente en el siglo XIII. Arte románico y feudalismo en el Baix Llobregat, Barcelona 1992, p. 274, nota 9.
[22] Confesiones beneficii sancti Petri de Gavano in ecclesia Castrifidelium, del 3 de mayo al 21 de agosto del 1561, en el Archivo de Protocolos Notariales de Barcelona (ver la nota 3).