EL MODELO CAROLINGIO EN LA ORGANIZACIÓN ECLESIÁSTICA DE ARAMPRUNYÀ (900-950)

    Los estudios recientes no otorgan a la reconquista un significado de frente guerrero entre religiones que avanza, sino un sentido social, en términos de encuadramiento administrativo de hombres y tierras de frontera.[1] Así pues, la reconquista habría que verla como una pugna entre poderes administrativos diferentes disputándose un determinado territorio, utilizando la fuerza unos contra otros, como una lucha contra el enemigo interior (los propios habitantes de los territorios "conquistados" que no quieren someterse a la nueva administración), a los cuales se impone el control jurídico, económico y militar propios de los estados cristianos.

     En el sur del Llobregat, este hecho coincide con el inicio de la evolución del estado cristiano, desde la forma carolingia hasta la forma feudal. En este traspaso, se distingue una primera etapa, que situamos aproximadamente entre los años 900 y 950, en donde los condes, personalmente, adquieren posesión de las tierras del otro extremo del Llobregat, las incorporan a su condado, y las organizan mediante los términos castilleros. Es lo que podríamos llamar "modelo carolingio" de organización. En el caso de Castelldefels, el territorio queda dentro del término del castillo de Aramprunyà, propiedad de los condes. Primero, Guifré Borrell, después Sunyer, y finalmente, entre los años 947 y 966, parece ser que el conde Miró trasladó personalmente la administración de estas tierras al sur del Llobregat.[2] La fórmula administrativa utilizada por todos estos condes fue la del viejo estado carolingio, que mezclaba iglesia y estado, otorgando a civiles y eclesiásticos papeles parecidos y complementarios.

     Así pues, en Aramprunyà, se forjaron dos administraciones paralelas: una eclesiástico-civil, bajo dominio de monjes de Castelldefels, con posesiones en el litoral marítimo del término de Aramprunyà (en los actuales términos de Castelldefels, Gavà, Viladecans y El Prat),[3] y otra de civil-eclesiástica, con patronato condal, centrado en la creación de las iglesias de Sant Boi, Sant Climent, Sant Miquel de Aramprunyà (posiblemente creada hacia el 950 en el interior del castillo para sustituir una antigua iglesia situada cerca del Sitjar, tal vez cedida al monasterio de Castelldefels),[4] y Sant Vicenç de Garraf. De esta manera, las primeras referencias escritas acerca de iglesias aparecen justo después del año 950: Santa María de Castelldefels (966), Sant Pere de Gavà (972), Sant Joan de Viladecans (980), Sant Pau del Prat (980), Sant Boi de Llobregat (966), Sant Climent de Llobregat (970), Sant Miquel d’Eramprunyà (976), Sant Vicenç del Garraf (994).

[1] Véase, por ejemplo, los comentarios de R. Martí en Catalunya Románica, Vol. XIX, Barcelona 1992.
[2] En el año 988, el conde Borrell, hermano de Miró, cedió Aramprunyà a su mujer, con un documento en donde reconoce que tiene el dominio por herencia de su padre y de su hermano, indicando que en tiempos de su padre Sunyer, y tal vez también en tiempos de su tio Guifré Borrell, Aramprunyà pertenecía directamente a la família condal. E. Junyent, "Diplomatario de la Catedral de Vic. Siglos IX-X", Vol. 4, Vic 1987, p. 458, doc. 537.
[3] La primera cita del monasterio de Santa María de Castelldefels data del año 966. ACA, Cartulario de Sant Cugat, Edición de J. Rius, Barcelona 1945, vol I, doc. 85.
[4] La primera cita de Sant Miquel de Aramprunyà data del año 980. Existen indicios de que en el año 945 existía un edificio religioso con atribuciones parroquiales (por tener cementerio) cerca del Sitjar, en donde hoy se encuentra la hermita de Bruguers. Sant Climent de Llobregat es citado por primera vez en el año 970. Sant Boi, en el año 911.