LA HEGEMONÍA EPISCOPAL Y LA CREACIÓN DE LAS PRIMERAS PARROQUIAS EN ARAMPRUNYÀ (Años 1000-1050)

    Aproximadamente entre los años 1000 y 1050, bajo el signo de la iniciativa episcopal, se crearon las primeras parroquias en Aramprunyà. Una parroquia no era sólo una iglesia, sino un conjunto formado por iglesia, territorio y fieles, que recibían el auxilio espiritual del rector de la iglesia (palabra que procede del latín "regere curam animarum", o sea, "regir la cura de las ánimas").[8] Así, para que una iglesia se transformara en parroquia, hacia falta que le fuera adjudicado un término, un territorio sobre el cual actuar, una dotación económica, que la permitiera atender los fieles de forma eficaz, unos fieles que recibieran los sacramentos del rector, y un rector, que administrara la parroquia y que se preocupara por sus fieles. Todo esto se hacía con una ceremonia solemne, en presencia del obispo, y en la cual se "consagraba" la parroquia. Alrededor de la parroquia y las relaciones que se generaron, mucho más tarde, nacieron los ayuntamientos y términos locales de Cataluña.

     Volviendo a la etapa histórica entre los años 1000 y 1050, el obispado de Barcelona, sobretodo a partir del importante enderezamiento que impuso el obispo Aeci,[9] quiso recuperar la autoridad sobre las parroquias del sur del Llobregat. Esto significaba intentar recobrar los diezmos de estas iglesias, el control sobre el nominamiento de los sacerdotes, y el poder para vigilar y castigar el comportamiento de los rectores si no se ajustaba a las disposiciones canónicas. Evidentemente, no fue una labor fácil, ya que tuvieron que confrontarse tanto a los señores laicos que habían acaparado los diezmos, como a los otros eclesiásticos que querían funcionar al margen de la autoridad diocesana.

     El obispado de Barcelona ya consiguió que en el año 966 el conde Miró, en su testamento, le cediera parte de los derechos de la iglesia de Sant Boi. Hacia el año 1000, concretamente el 994, esta cesión se complementaría con la recuperación del resto de los derechos sobre las iglesias de Aramprunyà (Sant Miquel y Sant Climent), Sant Vicenç de Garraf y Sant Boi.[10] Rápidamente, estas iglesias adquirieron el estatus de parroquias, y las primeras referencias escritas no tardaron en aparecer en la documentación.[11] El obispado, pues, tuvo que pagar un precio: el diezmo de las iglesias de Aramprunyà quedaría a partir de entonces en manos de los señores del castillo. El resto de oratorios siguieron vinculados a sus fundadores; el patronage laico sobre pequeñas ermitas y capillas, se prolongó, de hecho, hasta la revolución liberal del primer tercio del siglo XIX.

[8] J. M. Martí Bonet, Los privilegios papales y las parroquias de la diócesis de Barcelona, en "Anthologica Annua", vol. 30-31 (1983-84), p. 296.
[9] G. Feliu, "El dominio territorial de la sede de Barcelona (800-1010)", Tesis doctoral, U. de Barcelona 1971.
[10] Véase la nota 5 (capítulo anterior).
[11] Sant Miquel de Aramprunyà y Sant Vicenç, en el mismo 994 (LA, IV, doc. 148), y Sant Boi, en el 1004 (CSC, doc. 391), y Sant Climent en el 1092 (CSC, doc. 748).